CUENTO 17. HACIENDO ENEMIGOS GRATUITOS. CAPÍTULO 4°.
CUENTO 17
HACIENDO ENEMIGOS GRATUITOS
CAPÍTULO 4°
HACIENDO ENEMIGOS GRATUITOS
CAPÍTULO 4°
Otra de mis arrendadoras me sacó de su casa por sus celos enfermizos porque ella pensaba que le quitaría su amante que arrendaba otra habitación junto a la mía. Ése es el precio que hay que pagar cuando una es agraciada y atractiva, (modestia aparte).
De éstos eventos con mujeres celosas tengo muchos que contar, pero sólo comentaré uno de ellos porque tuvimos discusiones horrendas e insultantes, infames y ofensivas; trifulca en la cual derramé un litro de aceite comestible en toda la ropa de la susodicha, en respuesta a la gran grosería de ésta malvada mujer que me arruinó mi ropa echando cloro sobre todo mi guardarropa.
Atrás quedaron éstas enemigas ignominiosa porque lamentablemente no saben vivir en forma pacífica y civilizada. Le tocan a uno en su dignidad y orgullo y no se puede quedar de brazos cruzados, esperando golpes en una y otra mejilla.
Después que llegué al hogar infernal que había dejado, vinieron episodios horribles que ahora mirando atrás no sé cómo aguanté tanto no muriendo en el intento.
Mi hija mayor y mi ex-esposo se encargaron de atormentarme todos los días, el sufrimiento iba en aumento, con visitas de la policía incluidas para mediar entre familiares que nos mostrábamos como enemigos a muerte.
Entre mis vecinos de otroras épocas de bonanza, donde tenía más amigos de los imaginables, ya no encontré la misma receptividad ni amabilidad. También se convirtieron en enemigos gratuitos, que sinceramente no me afecta en lo absoluto porque me encuentro como cuando tenía 9 años, que una amiga de mi madre la vio en mi compañía y le preguntó si yo era su hija, porque en esos 9 años nunca me había visto. La soledad en la que actualmente vivo no me ha traído amargura sino más bien la tranquilidad que mi pobre existencia demandaba.
Se van muriendo los enemigos gratuitos en esta obra de teatro que es la vida, y yo sentada en primera fila observo su aniquilamiento, rogándole a Dios que me retire de mi pedregoso camino aquellos que aún tardan en desaparecer. Poniendo la mano sobre mi corazón declaro: yo no me busco enemigos gratuitos, ellos llegan sin previo aviso a engrosar la lista de personas detestables, de una comunidad plagada de vicios, envidia y discordia.
♨️F I N♨️
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