Cuento 6. Sexta Parte.
En ese año perdí dos de mis ancianos que estaban bastante enfermos y pude darme cuenta de la indiferencia y desamor de sus familiares, que estaban más pendientes de los bienes que los viejitos dejaban que de alargarles la vida con medicamentos y asistencia sanitaria. El romance siempre está presente si hay soledad y cumplí mis 50 años rodeada de mis hijas, mis amigos Alba y Joaquín y dos pretendientes que llegaron a proponerme matrimonio. Uno de ellos catalán y el otro andaluz, uno más joven que yo y el otro más viejo, uno más alocado y el otro más centrado, la verdad es que eran como el día y la noche y en realidad el más joven me dio desiluciones y decepciones ya que cuando había hecho dos viajes a Venezuela y Ecuador para tramitar mi divorcio, con mis papeles en regla y divorciada el condenado catalán se arrepintió y se escapó con una catalana. El andaluz seguía insistiendo, me llevó a conocer su casa de campo donde íbamos a vivir, paseamos por un bello pueblito francé...