Cuento 6. Octava Parte.
Aunque ganaba poco me administraba bien y así fue que aproveché un decreto del Presidente de Venezuela en ese entonces el cruel y sanguinario dictador Hugo Chávez, donde dizque nos iban a beneficiar a los afiliados que nos faltaban completar las aportaciones pagando el resto hasta completar el total para ser pensionados. Qué ilusa al pensar que ésta era una gran oportunidad y que pagando las 30 aportaciones que me faltaban tendría mi vejez asegurada en bienestar y salud. Pagué absolutamente todo y tuve que esperar dos años más para estar en la fatídica lista de pensionados que actualmente sólo llega al cambio de bolívares a dólares a los irrisorios dos dólares mensuales. Si en ese momento hubiera sólo sospechado que eso iba a pasar ni pagaba esa gran suma de dinero ni me hubiera regresado de España. Mis enfermedades aceleraron mi decisión de regresarme pues ya estaba desempleada y mis hijas y mi amigo Joaquín estaban sufragando mis gastos. Ya estábamos e...