Cuento 6. Octava Parte.

Aunque ganaba poco me administraba bien y así fue que aproveché un decreto del Presidente de Venezuela en ese entonces el cruel y sanguinario dictador Hugo Chávez, donde dizque nos iban a beneficiar a los afiliados que nos faltaban completar las aportaciones pagando el resto hasta completar el total para ser pensionados.  Qué ilusa al pensar que ésta era una gran oportunidad y que pagando las 30 aportaciones que me faltaban tendría mi vejez asegurada en bienestar y salud. Pagué absolutamente todo y tuve que esperar dos años más para estar en la fatídica lista de pensionados que actualmente sólo llega al cambio de bolívares a dólares a los irrisorios dos dólares mensuales.

Si en ese momento hubiera sólo sospechado que eso iba a pasar ni pagaba esa gran suma de dinero ni me hubiera regresado de España.  Mis enfermedades aceleraron mi decisión de regresarme pues ya estaba desempleada y mis hijas y mi amigo Joaquín estaban sufragando mis gastos.  

Ya estábamos en el año 2012 y me había ahorrado 13 años de furia contenida contra ese régimen dictatorial de los chavistas quienes lamentablemente siguen en el poder y ya sobrepasaron los 20 años de atraso y hambre del pueblo venezolano.  Pero tenía que regresarme pues estaba preocupada que mi pensión no se aprobaba después de dos años, mi hijo me estaba ayudando a los trámites pero pensé que yo personalmente movería algunas cuerdas para que por fin me asignaran esa miserable pensión.

Empecé a hacer los preparativos para el regreso, mis hijas me compraron el boleto de avión y con lágrimas en los ojos me despedí de ellas confiando regresar al año siguiente, pero llevo ya 8 años ansiando verlas, a la menor no la he visto en ese tiempo y con mi otra hija nos reencontramos en el funeral de mis padres hace tres años. (Continuará)...

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