Cuento 15. El Cuento de Nunca Acabar. Décimo Octavo Capítulo.
CUENTO 15
EL CUENTO DE NUNCA ACABAR
DÉCIMO OCTAVO CAPÍTULO
Ya faltaban pocos días para que se venciera el plazo para empezar el juicio, la abogada pensaba y pensaba cómo pagar la fianza de las chicas. De pronto recibe una llamada de los hermanos de las chicas que le dan la gran noticia que han conseguido el dinero para la fianza.
Anselmo, Ruperto y Plutarco habían pedido préstamos en sus trabajos para reunir el total de la fianza. Las chicas saltaban de alegría, lo mismo sus padres, el día que fueron a liberarlas. Ahora que estaban fuera de prisión podía su abogada planear inteligentemente la trampa en la que caerían los culpables.
La abogada empezó armando el expediente con las declaraciones de las chicas, alumnos del Colegio y directivos de la Institución que tenían pruebas de las fechorías perpetradas por éstos chicos mimados, inescrupulosos y malvados.
Aunque los incidentes ocurridos no fueron graves porque no hubieron muertes, sino daños materiales, ellos ya tenían antecedentes de mala conducta y vandalismo; por el contrario, las chicas nunca habían sido llamadas a la Dirección del Plantel y eso era un punto a su favor.
Entonces se puso el plan en marcha, siendo Rebeca la que formaría parte de un complot para que los culpables confesaran su crimen. No era fácil pero tampoco imposible.
Rebeca llamó a Iván quien ignoraba del embarazo de la chica, ella cariñosa y mimosa le dijo que le extrañaba mucho, que quería verlo antes del juicio, que no le guardaba rencor por las declaraciones que ellos habían hecho en contra de ellas, pero quería verle y despedirse de él para siempre.
El joven inmaduro, lleno de presunción le dijo que el abogado de su padre les había prohibido que las vieran y hablaran con ellas y que no la vería hasta el día del juicio.
La chica volvió a insistirle pero al ver que se negaba le dijo que estaba embarazada y que le contaría todo a su padre para que lo enviara al ejército sino se entrevistaba con ella.
En ese momento Iván se desesperó, le gritó que no podia hacer eso, pero después de muchas excusas y lamentos, aceptó entrevistarse con ella. El primer paso del plan se había dado y el siguiente paso era el más importante para lograr una confesión de sus propios labios y de éste modo iba a probar él en carne propia su traición y su deslealtad.
CONTINUARÁ...
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