EDITORIAL 29. EL ARTE DE VIVIR ARRIMADO.

 EDITORIAL   29.

EL  ARTE  DE  VIVIR  ARRIMADO.

El título de mi Editorial de hoy es muy suspicaz, debido a los innumerables inconvenientes que ésto conlleva en el diario convivir con otras personas, sean éstas familiares nuestros o no.

Lo propongo como un arte porque la convivencia para que pueda ser larga y armoniosa tiene mucho que ver con el respeto a las individualidades; tales como gustos, fobias, excentricidades y otras mañas propias de las personas sean hombres o mujeres.

En primer lugar se deberá ser mudo, no sé repetirá lo que se ha oído, jamás se deberá criticar a nadie, ni hacerle confidencias de su vida a los demás.
 
En segundo lugar, hacerse el ciego, ver sin ser visto, ver sin ser oído y ver sin ser reconocido.
 
En tercer lugar, considerarse sordo, oír sin comentar, sin opinar, sin contrariar y sin censurar, sólo oír.
 
Y en cuarto lugar el más importante:  hacerse invisible, pasar desapercibido, no estorbar, ser útil, ayudar cuando tu ayuda es solicitada, desaparecer cuando vienen las discusiones, así como cuando hay mal tiempo y se avecina la tormenta.
 
Personalmente no seguí éstos puntos importantísimos cuando vivía sola, viajando y mudándome sin descanso, riñendo con medio mundo, llevando una conflictiva vida, defendiendo mis derechos a ser respetada y considerada.

EL mundo está convulsionado, alterado por las guerras, por la política, por las catástrofes y por las migraciones.   Hay mares de gente sin hogar, que lo ha perdido todo, que buscan nuevos rumbos, nuevas vidas.
 
Por esas razones tenemos que acostumbrarnos a vivir en comunidad, compartir en armonía, estamos llegando al final de los tiempos, donde cada uno de nosotros es un integrante de un gran círculo social, que prosperará en la medida que cada uno con sus conocimientos y habilidades contribuya a inyectar el combustible del motor de nuestra madre tierra y convivamos arrimados y felices.

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