Cuento 13. DESAFIAR O MORIR. SEGUNDO CAPÍTULO.
DESAFIAR O MORIR
SEGUNDO CAPÍTULO
Acostumbraba orinarse por las noches en la cama y a veces también se hacía sus necesidades encima. Con mucha paciencia lo llevó hasta el baño y con tino y buenas maneras lo convenció para que se bañara.
Tony hizo desastres en la bañera: regó todo el shampoo y el agua de la bañera la derramó hacia el piso, mojando todas las alfombras del baño. No contento con ésto empezó a lanzarle a la cabeza de Esteban cualquier objeto que se encontrara cerca.
Esteban no sabía qué hacer, se imaginó que el chico era tranquilo y manejable y resultó ser todo lo contrario, era un huracán llevándose todo a su paso.
Esteban le dijo que si se portaba bien lo llevaría al parque de atracciones y le compraría algodón de azúcar. El chico se calmó, dejó de hacer malcriadeces y poco después ya estaban en la calle rumbo al parque de atracciones.
Subieron a la noria que giraba y giraba continuamente ya que habían demasiados niños esperando por su turno. El maquinista los dejó pasar inmediatamente que vió al muchacho en silla de ruedas. Sorpresivamemte él se levantó y empezó a dar pasos un poco tambaleantes hasta el asiento de la noria.
Esteban quedó boquiabierto pero sólo le quedó mirando con una cara de asombro y confusión. Se sentaron y la gran rueda se puso en movimiento y Tony empezó a reírse a carcajadas. Le dijo a su cuidador que él sentía que sus piernas no estaban muertas, pero sus padres lo sobreprotegían demasiado y nunca lo sacaban a pasear ni tampoco a juegos de atracciones, porque ellos pensaban que correría peligro. Él sabía que el chico corría riesgos y que si le pasaba algo podría afrontar demanda y hasta cárcel, pero se arriesgó, desafió al destino y a la suerte, pero si no sucedía nada éste muchacho iría superando sus limitaciones más en la mente que en el cuerpo.
Esteban se alegró de no haberles dicho a los ancianos que se subirían a la peligrosa «rueda moscovita» porque lo más seguro es que no los hubieran dejado salir. Él les dijo que irían al parque a dar un paseo, pero ahora se dio cuenta que el muchacho sufría de un grave confinamiento que lo había convertido en una persona apática y enferma. Desde ese momento se propuso ayudarlo y con suerte hacer de un pobre paralítico un hombre con un grandioso futuro por delante.
Le pidió que no les contará nada a sus padres y que él los iría preparando para darles la gran noticia. Al bajarse de la noria Tony volvió a dar sus pasitos inseguros hacia su silla.
Luego se subieron a tres atracciones más y le compró el algodón de azúcar que tanto le gustaba. Había sido el día más divertido para Tony. Esteban le dijo que guardara el secreto porque sino sus padres no los dejarían salir nuevamente.
Esteban y su familia se mudaron a un departamento muy pequeño después que él cobró su primer mes de sueldo. Sus hijos empezaban a ir a la escuela y todo se normalizó después que salieron de ésa espantosa carpa.
La vida en la casa de Tony había mejorado mucho, ahora el muchacho se veía más contento, con mejor humor y ocurrió un verdadero milagro! Por fín Tony ya pedía ir al baño y dejó de ensuciar la cama y su ropa, comportándose como un jovencito civilizado.
Continuará...
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