Cartas a los Poetas. Jorge Icaza Coronel y Leyendas Ecuatorianas.

 RECORDANDO   AL   ESCRITOR   Y POETA   ECUATORIANO    JORGE  ICAZA   CORONEL

Jorge Icaza Coronel nació en Quito - Ecuador  en el año 1.906 y falleció en su tierra natal el año de 1.978.  Fue insigne escritor, cuentista, diplomático y hasta actor.  Trabajó en la vecina Colombia como escritor y director teatral.

Sensible ante las injusticias y crueldades inflingidas por los latifundistas que en esos tiempos dominaban el sector agrícola hacia los indígenas, escribió una de sus grandes obras literarias llamada Huasipungo en el año 1.934 y otra llamada El Chulla Romero y Flores, novela tragicómica ambientada en Machala en el año 1.958.

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Distinguido Compatriota Sr.  Jorge Icaza: Admiro su sensibilidad para tratar en sus novelas temas tan escabrosos e infames que nuestros indios tuvieron que sufrir por los dueños de inmensos terrenos, de los cuales sólo les dejaban para sembrar  pedazos de tierra del terreno inservible llamados "huasipungos ".  

Injusticias que Ud. dejó plasmadas en su novela, más como una denuncia social, donde expone la degradada situación en que se encontraban los indios.

Su novela El Chulla Romero y Flores, jocosa, tragicómica y a veces divertida me dió una clara lección de que las apariencias engañan y más vale ser humilde y auténtico. 

Le hago éste homenaje para mantener vivo su legado dentro de la Literatura ecuatoriana y para que nuestra juventud conozca los escritores que han dejado huella en nuestra historia.

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LEYENDAS   ECUATORIANAS 

No puedo dejar de mencionar en el homenaje a éste escritor ecuatoriano, las leyendas ecuatorianas más representativas como son: "El Padre Almeida" que se desarrolla en la Primera mitad del Siglo XVII y " Cantuña y el Atrio de San Francisco " del Siglo XVIII. 

Cuenta la leyenda que un sacerdote franciscano ordenado demasiado joven y confinado al Convento de San Diego, muy retirado de la ciudad, tenía un comportamiento errático y escandaloso ya que éste curita sinvergüenza salía del Convento a medianoche para ir de juerga y enborracharse, pero como la ventana para salir hacia la calle le quedaba muy alta, él sacrílegamente se servía  de la cruz de Jesucristo crucificado para treparse, llegar a la ventana y escaparse.

Así  lo hizo por mucho tiempo hasta que una noche el Cristo le habló diciéndole: "Hasta cuando padre Almeida?" Y él le respondió "Hasta la vuelta,  Señor".  Pero si el hecho de que el Cristo le hablara no lo sorprendió, sí lo sorprendería lo que ocurrió en la calle cuando esa noche regresaba.  Vió que a esa hora era muy raro que viniera un cortejo fúnebre, cuyo ataúd venía cargado por 6 hombres vestidos de negro.  Curioso el curita se asoma para ver quién era el muerto y se vió a sí mismo tendido en el ataúd. 

Al Padre Almeida se le quitó hasta la borrachera y viendo que era un presagio de su muerte debido a su mala conducta, nunca más volvió a escaparse y desde ese momento llevó una vida santa y ejemplar.

Otra de las leyendas que me viene a mi memoria es la de Cantuña y el Atrio de San Francisco. 

Ésta leyenda cuenta que un herrero quiteño se comprometió a construir el Atrio de la Iglesia de San Francisco, pero una noche antes del plazo para entregar la obra, como no estaba aún lista, vendió su alma al diablo para culminar el trabajo de construcción. Pero gracias a que faltaba una piedra de la obra salvó  su alma.

La Iglesia aún está en pie y se puede ver que le falta una piedra en el costado sur de la Iglesia sobre las calles Cuenca y Benalcázar en el Centro Histórico de Quito. 

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