Cuento 9. Quinto Capítulo.

Cincuentaiunava a Sesentava Mudanza:

Regresar a Venezuela después de tantos años de auto-exilio fue traumático porque la situación económica, social y política había empeorado.  La euforia por la muerte del peor presidente que hasta ese momento había tenido Venezuela se disipó cuando éste dictador dejó la silla presidencial a una peor persona pero de la misma calaña; como si de una herencia de una hacienda se tratará, transfirió el mandato para que esa semilla comunista maldita siguiera contaminando este bello país que un día representó la democracia y libertad de América Latina.

Lo primero que hice fue legalizar mi pensión, arreglar mis documentos y permanecer fiel a mis principios en el grupo de opositores que ya teníamos 20 años esperando un cambio.

Empezó mi gira de mudanzas en Valencia, ciudad industrial de Venezuela, en otrora época la segunda ciudad más importante y poblada después de la capital.

Luego me mudé a Puerto La Cruz, puerto importante y turístico y luego me dirigí a Las Minas de Araya, lugar paradisíaco en el pasado donde pensé mudarme definitivamente, pero al llegar allá me desilusioné al ver el atraso de este pueblo de minas de sal donde sólo el extenso mar y su cálida arena permanecían hermosas.

Después viajé a Barcelona pero ésta vez de Venezuela, trabajé en casa de una anciana muy caprichosa, desobligada y terca, atendiendola y supervisándola.  Sus nietas me querían mucho y me rogaban que me quedara cuando decidí abandonar ésta misión imposible,  porque se negaba a tomar sus medicamentos y no me dejaba dormir por las noches.   Superó mi paciencia y otra vez estaba con mis maletas dentro de un autobús camino a San Cristóbal.

San Cristóbal es ciudad fronteriza con Colombia, muy poblada, agitada y comercial, pero con alquileres muy elevados, que convierte la vida cara.  Entonces recordé que en mis buenos tiempos había pasado por  La Grita, ciudad turística a 2 horas y media de San Cristóbal y me enamoró su clima fresco y sus montañas protectoras de este pueblito agrícola y ganadero.

Pensé que por fín había llegado a ése lugar donde crearía mi nuevo nido, sola pero segura de salir adelante a pesar de que la situación económica iba a peor y los ahorros se habían acabado.  Aquí duré 4 años tenebrosos resistiéndome a abandonar este lugar para mudarme a mi antiguo hogar en Barinas con mi ex-esposo de quien ya tenía 10 años divorciada y a quién evité por muchos años pues ésa situación me parecía más tenebrosa aún. 

En La Grita trabajé de Profesora de Inglés para la Universidad Bolivariana de Venezuela, universidad creada por los chavistas, pero no se dejen engañar por el nombre rimbombante, porque en ésta institución que entregué mis servicios intelectuales con seriedad y comprometida con mis alumnos - sin tomar en cuenta mis preferencias políticas- me iba a encontrar con las personas más egoístas, crueles y malignas que estaban al frente de ésta universidad.   (Continuará)...


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