Cuento 7. Mis diez días en prisión. Primera Parte.


MIS   DIEZ  DÍAS   EN  PRISIÓN 

El motivo: 

Mi propia hermana me mandó a prisión por defenderme al ataque de ella y sus hijas que pretendían echarme del departamento de mis padres, al cual ella se creía con más derecho que yo a ocuparlo.

Son injusticias que uno se lo deja a Dios para que Él juzgue e imponga el castigo que personas crueles y sin sentimientos arremeten sin  piedad contra su propia familia.

El sistema penitenciario no lo conocía y como no resido en Ecuador mi país de origen y el lugar donde sucedieron los hechos, las leyes de allá me resultan extrañas porque tengo muchos años viviendo en Venezuela.

Al caer presa perdí todos mis derechos ya que por una pelea intrafamiliar me recluyeron en un centro donde habían hasta asesinas, un centro donde no solo albergan lo peor de las delincuentes femeninas sino que éstas criminales conviven con sus pequeños hijos que llevarán el mismo camino escabroso de las que los están criando.

Ya había cumplido 62   años cuando sucedió este acontecimiento que marcó mi desconfianza y rencor hacia mis hermanos y mis paisanas con las que conviví diez horribles  días en   una cárcel ecuatoriana.

Este sistema erróneo de recluir madres e hijos menores  en cárceles con hacinamiento es dañino y repulsivo, más para  los niños que para la población femenina.

La aprehensión:

Fue sorpresivo y arbitrario el modo de realizar mi captura por parte del cuerpo policial a quienes les di  la oportunidad de aprehenderme fácilmente debido a mi ignorancia de las leyes y por exceso de confianza en la abogada pública que el Estado me asignó y que resultó ser una abogaducha sin ética ni moral que lejos de ayudarme me hundió sin compasión.

El día de mi aprehensión fui a buscar a esta abogaducha  infame que se escondió cuando yo la solicité en el Juzgado para pedirle información del fallo de la Jueza que me clavó diez días en prisión   fallando a favor de mi  demente hermana.


CONTINUARÁ...

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