Cuento 6. Séptima Parte.

Los hospitales y Centros de atención sanitaria están en Cataluña muy bien equipados, los médicos eficientes y atentos llevan un control ordenado de las enfermedades y tratamientos. Empecé con calambres en las manos y dificultad para cerrarlas, apretar los objetos y levantar peso.  Para mi trabajo ésto representaba una desgracia ya que no podía desempeñarme bien y yo sabía que cuando el empleado empieza a enfermarse el empleador termina arrepintiéndose de haberlo contratado.

Todo empezó cuando cargué a una anciana obesa con más de 100 kilos de peso, considero que fue mi culpa porque debí negarme a hacerlo pero la desesperación de quedarme sin trabajo y no poder pagar el alquiler de mi habitación y la costosa vida en alimentos, ropa, calzado y medicamentos, me  llevaron a cometer estos gravísimos errores, la columna se me desvío saliéndose dos discos y se me desgarraron los tendones de las dos manos.

Cuando le anuncié a mi jefe que debía operarme de ambas manos me puso mala cara pero no podía despedirme porque había un contrato que me respaldaba.  Tenía que operarme primero una y con un intervalo de dos meses la otra. Después de cada operación no podía hacer nada y el empleador tenía obligadamente que darme dos meses de reposo que se convirtieron en cuatro después de las dos operaciones.

Cuando me incorporé nuevamente a mi trabajo sólo me faltaban tres meses para renovarlo o para finiquitarlo y ya sospechaba que este señor no me lo renovaría.  El español menosprecia a los latinos que en esos tiempos representábamos una fuerza vital de un trabajo que los españoles no deseaban hacer por considerarlo el más bajo y despreciable, además ellos estaban en paro laboral cobrando una jugosa e inmerecida mensualidad.

Mientras tanto enviaba a mi hijo en Venezuela para sus estudios universitarios una cuota que me dejaba bien desfinanciada y en los años siguientes debido a mi enfermedad en la columna sólo podía buscar trabajos a medio tiempo y habían muy pocos y eran muy mal pagados.

Mi amigo Joaquín un anciano zaragozano amable y gentil me pagó el pasaje en el Ave un tren de alta velocidad lo más moderno y veloz en trenes para que fuera a conocer Madrid.  Sólo me iba por un fin de semana donde quedé gratamente sorprendida de la capital entre antigua y moderna pero indiscutiblemente cosmopolita y grandiosa. (Continuará)...

Comentarios

Entradas más populares de este blog

LA CANCIÓN TAMBIÉN ES POESÍA. MÚSICA BRASILEÑA.

Cuento 15. El Cuento de Nunca Acabar. Décimo sexto Capítulo.

LA CANCIÓN TAMBIÉN ES POESÍA. MÚSICA COSTARRICENSE.