sábado, 25 de abril de 2020

Cuento 4. Segunda Parte.

Siempre recordaré el olor a México, olor dulce de su chile y nopales, de sus tortas y famosos tacos, sus amplias calles, su extensa Plaza del Zócalo llena de tiendas y restaurantes,  sus taxis de escarabajo, los volkswagen, sus plazas con glorietas, los boleros o limpiabotas en las plazas lustrando los zapatos de sus transeúntes, su gente atenta y servicial y ante todo la acogida y cariño que la familia de mi admirador mexicano me brindaban lejos de mi hogar y de mi Patria.

Nos volvimos inseparables en el poco tiempo que él me podía dedicar ya que trabajaba. Primera vez que conocía un Metro que era mi medio de transporte favorito para no perderme en el centro de esta bella ciudad bulliciosa a todas horas del día.  Me buscaba en el hotel en su gran Dodge Dart de esos tiempos de mediados de la época de los años 70 para pasearme por la gran metrópoli mexicana.

Una enorme ciudad que en ese entonces contaba con 11 millones de habitantes sólo en su Capital.  Me llevó a conocer las misteriosas Pirámides de Teotihuacán, imponentes en ese terreno deshabitado.  Me había vestido como si iba a subir sólo unas gradas pero cuando ví los incontables escalones de esta enorme estructura supe que mis pantalones de imitación cuero no aguantarían el ascenso difícil y agotador de esta enorme pirámide de piedra. Al subir 50 escalones sentí la rasgadura donde quedó un gran hueco que me incomodaba seguir subiendo, aún así llegamos a la vasta terraza de la Pirámide.

También me llevó hasta Puebla  y Querétaro que estaban cercanos a la Capital.  Visitamos también Tula, un pequeño poblado donde vendían máscaras de piedra talladas con detalles puros de la artesanía azteca.  Compré muchos para llevar de recuerdo a mis familiares pero después me arrepentiría por el alto costo del exceso de equipaje que gentilmente ellos me pagaron y las roturas de algunos de ellos por embalaje defectuoso.

Los días fueron pasando velozmente y nos estábamos enamorando pero no sabía cuánto hasta el día que me aventuré sola para conocer el famoso Parque de Chapultepec y su legendaria Laguna de Xochimilco donde ocurrió un rescate digno de una película de charros mexicanos (Continuará)...

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