lunes, 27 de abril de 2020

Cuento 4. Cuarta Parte.

Yo no esperé a que el noviazgo madurara y que él llegara arrodillado con un anillo a proponerme matrimonio, simplemente le dije casémonos con mucha seguridad pero él sorprendido me dijo que debíamos esperar, que le diera tiempo para hacer las cosas como Dios manda, quería viajar a Ecuador para pedir mi mano formalmente a mis Padres.

Esa respuesta selló nuestra separación ya que había dejado atrás un amor fallido y quería dirigir mi vida hacia nuevos rumbos junto a mi mexicano.

El día anterior a mi partida su familia me organizó una reunión de despedida, cantamos las rancheras más famosas y las canciones "corta-venas" de Juan Gabriel que estaban de moda en esa época.  Lloramos y me prometió que iría a pedir mi mano para casarse conmigo. No dudaba que lo haría pero dentro de mí temía que el destino nos jugara una mala pasada.

Cuando regresé a mi país llena de recuerdos y nostalgia por la separación, seguí mi vida contando los días para volver a reencontrarnos.

Pero mi historia de amor iba a fracasar porque antes de viajar a México ya había tenido una propuesta de matrimonio y hasta con anillo me había comprometido con otro extranjero que volvió a remover las cenizas del amor que sufrió una ruptura antes del viaje.

Volvimos a retomar nuestra fallida relación y pusimos fecha para casarnos.  Esto parece una tragicomedia porque faltando apenas una semana para el enlace recibí una carta de mi mexicano enamorado quien formalmente me anunciaba que viajaría a pedir mi mano para casarnos.

Qué tarde llegó la noticia pues yo ya había decidido casarme con otro dejando atrás las ilusiones y planes que se hubieran hecho realidad si él me hubiera tomado la palabra cuando yo le dije "casémonos".

Siempre quise regresar a México ya sea por nostalgia o por revivir un amor perdido, pero el destino no me dió esa oportunidad. Hemos tenido encuentros a través del internet, él hizo su vida y yo la mía.  Cuando estuve viviendo en España una temporada nos contactamos y él aseguró que iría a visitarme, pero lamentablemente no se hizo realidad esa posibilidad. Él me dice que soy su amor imposible y yo le digo mi amor de juventud.  A él le fue bien en su matrimonio, sigue casado y supongo que felíz, por el contrario yo estoy divorciada y sólo me quedaron sueños rotos, pero la vida es así  y no podemos regresar el tiempo, ni tampoco podemos asegurar que nos hubiera ido mejor o peor, sólo hay que dejarse llevar por la corriente impetuosa de la vida guardando en el recuerdo lo mejor de los momentos vividos a plenitud.

                             F    I   N

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Por favor déjame tus comentarios para mejorar o cambiar positivamente mis historias y poemas. Gracias.