jueves, 2 de abril de 2020

Cuento 3. Décima Tercera Parte.

Día 8.  Estar a la expectativa de lo que harían los turmalinos era algo natural, ya que diariamente nos daban gratas sorpresas.  Hoy se dedicarían al ramo de la salud a un nivel más especializado, específicamente de trasplantes y donación de órganos.

En nuestros pueblos este servicio que no  era público sino sólo para clases sociales privilegiadas, se iba a convertir en un servicio para toda la población trabajadora.  Cada empresa o negocio tenía la obligación de asegurar al empleado  por enfermedades o accidentes laborales que tambien eran extensivos para toda su familia.

La donación de órganos que antes estaba convertido en un negocio criminal, donde hubieron muchos casos de crímenes donde las personas de cualquier edad perdían la vida para extraerles sus órganos vitales, o si una persona donaba sus órganos le adelantaban la muerte con este mismo fin. 

La atención sanitaria de enfermedades comunes ya estaba solucionada pero la atención terapéutica para realizar trasplantes apenas se iniciaba con el control, protección y seguimiento de las personas donantes y de las personas que necesitaban el trasplante.

Los médicos estaban obligados a firmar un convenio de confidencialidad sobre sus pacientes y era muy complicado que la información privada se colara hacia otras otras personas que no fueran sus familiares.

El índice de secuestros y asesinatos por casos de extracción de órganos bajó considerablemente, más vidas se estaban salvando y la gente tomó conciencia para donar sus órganos sin temor.  (Continuará)...

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