sábado, 4 de abril de 2020

Cuento 3. Décima Quinta Parte.

Día 10.  Los sentimientos de la gente eran encontrados, alegría de quienes empezaban su aventura para ir a conocer y vivir en un planeta desconocido y tristeza de los familiares que se quedaban pues no sabían cuándo volverían a verlos.  Los "turmalinos" prometieron regresar en 5 años pero cuántas cosas pueden pasar desviando los planes trazados?

Era un ir y venir frenético de los viajeros subiendo y bajando de la nave espacial.

Los extraterrestres llevaban muestras de petróleo y minerales que no existían en su planeta, a fin de estudiarlas para crear nuevos combustibles para sus naves, también llevaban cuadros e imágenes de nuestros ídolos religiosos para mantener la fe y esperanza de las parejas que vivirían allá, para ellos la espiritualidad era muy importante en la vida diaria de su nuevo destino.

Los viajeros terrícolas empezaban a despedirse de todos, llevaban pocas cosas en su mochila pero grandes expectativas y esperanzas en su corazón.  Sus celulares contenían fotos y vídeos de recuerdos pasados y presentes que los mantendrían atados a sus lazos fraternales. Animaban a sus allegados prometiéndoles llamarlos frecuentemente ya que habían satélites que los conectarían a través del tiempo y del espacio.

La gente ya se había acostumbrado a la presencia de estos seres que aunque extraños en su aspecto nos dejaban grandes enseñanzas, colosales construcciones, nuevos inventos y nuevas leyes que regirían nuestras vidas preparándonos para el camino más corto que largo y más temprano que tarde hacia los viajes interplanetarios.

El comandante de los "turmalinos" se preparó para dar su discurso de despedida, ya todo estaba listo para la partida y la gente reunida escuchó con atención: "No deberían los terrícolas llamarnos extraterrestres o alienígenas, el término que nos gustaría que usen es "exploradores espaciales" porque eso somos, donde vamos no hacemos la guerra sino que intercambiamos conocimientos que nos enriquecerán para el futuro.  Llevamos progreso sin esperar dinero a cambio, el dinero en nuestro planeta no existe, ese es el gran timón del demonio para dirigir sus destinos hacia el crimen, odios y fracasos.  Implantamos un pago por nuestros servicios que no se retribuye con dinero sino confiando que nuestros aportes tanto físicos como intelectuales son en beneficio de toda la comunidad.

Les llevará algunos años más entender que una civilización es grande por el trabajo en conjunto y no por satisfacer logros individuales.  Las medallas de oro las ganarán unidos porque el planeta de las oportunidades es aquél que comparte las riquezas con sus semejantes sin codicias ni competencias insanas.  Les dejamos ese mensaje y nos llevamos a sus compatriotas que darán buena cuenta de eso dentro de unos años. Adiós amigos terrícolas los llevamos en el corazón, no nos olviden".

La gente emocionada aplaudía mientras ellos subían ordenadamente a la nave, luego les siguieron las parejas viajeras y automáticamente se cerraron las compuertas. Se elevaron silenciosamente a gran velocidad perdiéndose en la inmensidad del enorme espacio.

                              F  I  N






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