Cuento 3. Tercera Parte.

En las escuelas de mi pueblo también había mucha discriminación, más que todo con los hijos de los obreros y con los niños negros.  Yo tenía amistad con una niña negra llamada Marilyn, la pobrecita estaba tan acoquinada por las malditas monjas que dirigían y enseñaban en la escuela, que un día se orinó en plena clase cuando la estaban atormentando, y todos los niños se reían y burlaban de ella, por lo contrario yo lloraba viéndola tan avergonzada, y apenas teníamos 7 u 8 años.  Mi madre  me prohibió la amistad con esta niña porque ella también era racista.

Si los "turmalinos" hubieran dirigido nuestra escuela actualmente no tendríamos niños que luego al llegar a ser adultos con todo el lastre que cargábamos de nuestra niñez, creamos familias disfuncionales y problemáticas porque es inevitable que los atropellos y abusos de padres, educadores, y en general de la gente que convive con nosotros influya en nuestras actitudes futuras, moldeen tu carácter y tu comportamiento a lo largo de la vida.

Como iba diciendo los "turmalinos" nos hubieran dado otra clase de educación, primero que fueran al aire libre porque lo más importante es el contacto con la naturaleza, tu medio ambiente y los seres vivos que te rodean. Por las noches sentarían a todos los niños a ver a través de grandes telescopios el manto obscuro de nuestro espacio lleno de estrellas y astros, porque, no es más importante conocer cuántos planetas hay aparte del nuestro?  No es más importante respetar y preservar nuestra fauna y flora cuidando nuestro bello planeta y no destruyéndolo como hace mucha gente que matan los animales más raros y hermosos por sus pieles? O cazándolos y quitándoles a sus madres sus crías para que sirvan de mascotas encerrados en casas o departamentos donde sucumbirán y se morirán y no podrán reproducirse por culpa de unos seres humanos crueles y perversos?

La honestidad, el respeto y la compasión han sido suplantados por quienes sólo les interesa el vil dinero y quieren enriquecerse sin importarles que ya hayan especies en vías de extinción que privarán que nuevas generaciones conozcan las bellezas naturales que teníamos y que poco a poco se van acabando.

También los turmalinos enseñarían a los niños que la religión está dentro de cada uno de nosotros, que la fe está en nuestros corazones y que las buenas acciones son más importantes que ir a una iglesia a darse golpes de pecho y luego salir a hacer el mal. (Continuará)...