sábado, 11 de enero de 2020

La Verdad de una Infamia.

La  Verdad  de  una  Infamia

LA VERDADERA HISTORIA DEL EPISODIO CRUEL E INTENCIONADO DE "MI HERMANA", PARA METERME EN LA CÁRCEL.


"Siempre he pensado que mi vida es una telenovela de humor negro porque las situaciones en que me veo envuelta son como una gran serpiente que la esquivo continuamente pero al final siempre me muerde".


Esta historia me sentí obligada a contarla porque mi propia hija Carolina contó una versión de lo que me sucedió a sus amistades por conversaciones que había sostenido con mi hermana, donde yo quedo como la culpable, la violenta y la mala de la película, pero tengo el derecho de defenderme y de dar mi propia y verdadera versión honestamente.


Aunque no tuve esa relación fraternal con mi hermana por mi matrimonio con un extranjero y la consecuente ruptura del hogar con mis padres y hermanos para trasladarme a vivir en el Exterior, nunca en mi vida imaginé que esa distancia que nos separaba iba a gestar año tras año un odio gratuito de ella y sus hijas hacia mi y mis hijos.


Desde pequeña ella competía conmigo por el amor de nuestros padres y como nació asmática  todas las atenciones eran para ella. Cuando fuimos adolescentes empezó a envidiarme porque los jóvenes admiradores me preferían tal vez  porque era mayor que ella y me veía más atractiva, pero yo no observaba esos cambios en ella, hasta que mi propia madre me dijo que ella me envidiaba. 


A pesar de éstas reacciones negativas la recibí en mi hogar en Venezuela por 3 ocasiones y siempre se fue sin despedirse ni agradecer la estadía en mi casa.  Para vengarse de mi "hospitalidad" se llevaba mi ropa, cuando iba de viaje a visitar a mis Padres también desaparecía parte de mi vestuario.   Cuando regresé de España no sólo ella aprovechó para despojarme de mi ropa sino también sus mañosas hijas.


Nunca le reclamé ésta acción abusiva porque pensé que necesitaría un vestuario diferente, pero sí hubieron señales del odio que yo le generaba, dicho sea de paso estamos hablando de una persona que se graduó de psicóloga pero realmente sus acciones demuestran que está afectada mentalmente por la envidia y el odio.


En una de sus terroríficas visitas llegó con sus dos niñas pequeñas, sin consultarme si podía visitarme.  Después me di cuenta que sus intenciones eran quedarse definitivamente pero a tiempo le puse en claro la situación: que yo no cuidaría de sus hijas porque yo ya tenía 4 pequeños que cuidar, que tampoco podía mantenerlas y que lo mejor era que regresara a Ecuador.  Tal vez  ésta negativa mía a hospedarla porque me generaba conflictos en mi hogar con mi esposo y mis hijos, acrecentaron el odio que finalmente contribuyó a mi encarcelamiento. 


Antes del juicio que me hicieron porque ella me denunció, me encontré con el ex-esposo de ella, quien personalmente me contó que lo sacó del departamento que compraron recién casados, amenazándolo con un cuchillo para ella apoderarse de ese inmueble sin ir a ningún juicio por divorcio ni partición de bienes.


Cuando iba de visita mis hermanos me contaban las atrocidades que cometía con ellos.  En una pelea con mi hermano mayor ella le amenazó con una tijera porque él no se dejó irrespetar de una de sus hijas.  Como ella cree que les ha dado la mejor educación a esas horrorosas chicas, se creyó con la autoridad de poner a mi hermano en su lugar amenazándolo con "cortarle las bolas".


A un sobrino que vivía con mis padres lo odiaba tanto que no descansó hasta sacarlo de ese hogar, propinándole una paliza y por los ruegos de mi madre éste sufrido joven no la denunció. 


Y ahora viene la historia de lo que realmente maquinó para meterme en la cárcel sin yo haber empezado ninguna pelea, sino solamente por ser el "objetivo" de su odio porque no quería que yo visitara a mi padre viudo y que permaneciera en ese hogar donde ella ya estaba instalada y fungía como dueña de casa, después de la muerte de mi madre.


Estaba una noche disponiéndome a dormir cuando me llama mi hija Irene que vive en España dándome la triste noticia de que mi madre había muerto y que ella y mi otra hija Paulina que también vive allá me comprarían el pasaje para Ecuador donde sucedieron los hechos ya que yo resido en Venezuela. Fue una noticia impactante ya que mi madre no tenía ninguna enfermedad grave ni terminal aparte del Alzheimer que nubló su memoria, tanto así que la última vez que yo hablé con ella no me reconoció, pero esa situación sí fue conveniente para la malvada de mi hermana que se aprovechó de su dolencia para robarle sus cuentas bancarias y tratarla cruelmente sus últimos años.  Ni ella ni ninguno de mis hermanos me anunció la inesperada muerte de mi madre. 

 (Continuará)...


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