martes, 14 de enero de 2020

La verdad de una infamia. (5)


Salí de ese lugar golpeada tanto física como mentalmente, llamé a mi hijo para que me encontrara un sitio donde quedarme, estaba en la calle sola y deseando no haber ido ya que en Venezuela estaba preparando una mudanza y todo lo que tenía lo había dejado a merced de rateros e indeseables.


Los suegros de mi hijo me abrieron las puertas de su casa donde permanecí una semana. Yo pensé que mi padre estaría convaleciente y mejorando de su operación, pero una llamada de él me abrió los ojos a una situación de terror que había estado viviendo.


Me rogó llorando que regresara, que le perdonara, que se sentía mal y que volviera porque las tres malvadas habían desocupado el departamento y lo habían dejado solo y abandonado.


Yo cedí ya que me faltaban sólo 13 días para regresar a Venezuela. Lo que a él le hicieron esa semana sólo se compara con las atrocidades y torturas que los prisioneros sufren en una prisión.


Al salir yo de allí vino el enfrentamiento entre ellas y mi padre porque él comprendió que nunca debió echarme y que quienes tenían que desalojar ese hogar eran ellas porque pasaron por encima de su autoridad haciéndole sentir como un pelele.


A los dos días del incidente recogieron todas sus cosas y a sabiendas que estaba convaleciente de su operación y que necesitaba cuidados extremos lo abandonaron dejándolo al cuidado de una doméstica que sólo le hacía el almuerzo.   La doméstica al tener que quedarse con mi padre llevó a sus hijos menores quienes lo atormentaban con sus juegos, sus gritos y su falta de respeto. Al cumplir la semana ella también lo abandonó y al ver que no tenía a nadie me llamó desesperado.


Por confidencias de los guardias de turno del Edificio de Apartamentos, supe que una de las nietas, precisamente la psicóloga, la hija mayor de ésta hermana desequilibrada y violenta, le había golpeado a mi padre.


Qué nieta le hace éso a un abuelo de 93 años, enfermo y prácticamente discapacitado? Sólo una persona enferma mental y desequilibrada. Ahora estoy segura que las 3 son personas peligrosas para la sociedad en que viven, pero lamentablemente no hay quien las encierre en un manicomio porque pueden volver a cometer ultrajes físicos y psicológicos a otras personas. A mí  no me lo podrán volver a hacer porque gracias a Dios vivo muy lejos y no pienso volver a Ecuador mientras ellas vivan allá.


Mi pobre padre tuvo que atenderse solo, desocupando su sonda, no podía bañarse ni tampoco hacer sus necesidades, se estriñó tanto que estuvieron dándole un laxante no recomendado para diabéticos -ya que él lo era-  y por ésta razón me di cuenta que estaban atentando contra su vida.


El poco tiempo que duró mi padre sin mi madre, ésta "rata ladrona" como yo la llamo, vació las cuentas bancarias de él, porque las de mi madre ya habían pasado a sus ambiciosas manos y se estaba construyendo una suite familiar en Mindo y también  ya había comprado un carro para su hijita mayor con dinero de la herencia para 5 hermanos, que las tres perversas rateras lo están disfrutando.


Cómo se puede hacer ésto a un padre? Todos los fondos para pagar la comida, los medicamentos y la doméstica salieron de la cuenta de ahorros de mi padre, esa rata llamada Janeth agotó los ahorros de su cuenta sin compasión y lo poco que quedó mi hermano Miguel administró esos dolares para su beneficio demostrando así que no hay familia si no hay dinero.   Al día de hoy mi hermano Roberto les tiene puesta una demanda para que devuelvan lo robado y podamos los 5 hermanos recibir en partes iguales una herencia que está generando más gastos que beneficios.

(Continuará)...

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