martes, 14 de enero de 2020

La verdad de una infamia. (4)


Cuando regresamos del hospital mi padre descansaba en su habitación y me dirigí a verlo y hablar con él, qué me iba a imaginar que mi hermana y una de sus hijas se encontraban agazapadas atrás de la puerta, cual depredador tras su presa, saltando ambas sorpresivamente sobre mí, cortándome el paso para que no lo viera.


En ese momento me sujetaron, me aruñaron y me daban golpes, naturalmente me defendí y veo que mi padre se levanta al oir la trifulca, se sorprendió angustiado sin saber qué hacer mientras nosotras continuábamos ensartadas en la desigual pelea porque ellas eran dos y yo sola me defendí como pude.


Cuando pude soltarme me dirigí a otra habitación,  allí me siguió esta hermana cruel me dió un puñetazo en la cara y me propinó 2 golpes fuertes con el bastón de metal de mi padre. En ese momento quería matarlas pero mi sano juicio me frenó. Mientras tanto las dos demonias ya estaban llamando a la policía, tomándose fotos y grabándome para acusarme de violenta y agresiva.


Que Dios sea mi testigo porque yo puedo reaccionar con coraje y soltar por mi boca muchos insultos, pero jamás las ataqué físicamente y ellas sí lo hicieron.  Yo me defendí con naturalidad ante las crueles agresiones.


Al llegar la policía yo tenía sobre mi cara un trozo de carne para evitar el hematoma y mi padre lloraba y se desesperaba al vernos sangrando y oyendo que su propia hija y nietas me llamaran hija de p... Me ofendieron tanto que  hasta hoy que ya han pasado tres años los daños físicos no representan nada comparados con el daño psicológico que me ocasionó al ver que tres personas de mi propia familia - y debo aclarar dos de ellas psicólogas - me echaran del hogar de mis padres y me avergonzaran delante de todos los habitantes de ese edificio.


Mi padre para evitar más enfrentamientos me pidió que me fuera, en ese momento una de mis sobrinas ya me había puesto las maletas en la calle. Con lágrimas en los ojos y muy dolida le dije que no le perdonaba que él siendo mi padre me echara de su hogar y que no regresaría ni volvería a verlo. En ese momento llegó la otra sobrina endemoniada quien quiso atacarme con violencia y un policía se lo impidió.


Yo estaba tan dolida más por sus miradas de odio y sus agresiones verbales que por los golpes que me habían propinado. Pero cuándo me iba a imaginar que estas tres mujeres malvadas ya estaban denunciándome y ya habían hecho un vídeo donde yo estaba muy alterada para así demostrar que yo era la agresiva.


A partir de ese momento esas mujeres sin corazón prepararon con sus actos el corto camino a la muerte de mi padre. 

(Continuará)...


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