viernes, 29 de enero de 2021

Cuento 9. Séptimo Capítulo.

La decisión de mudarme a Barinas, mi antiguo hogar partió de mi frustración por mi enfermedad y mi mala situación económica. Los precios de los alquileres subían exorbitadamente y yo no podía permitir que mi ex-esposo siguiera viviendo allí cómodamente, mientras yo por guardar distancia y confrontaciones lo había evitado por años, y pasé por situaciones lamentables mudándome continuamente.   Consideraba que tenía derecho a vivir en mi casa, la cual continúa en litigio por nuestro divorcio, pero él no quiso vender nunca para repartir el inmueble y tomar su camino cada quien como debe hacerse en un divorcio de gente civilizada. 

Ésta última mudanza me ha resultado traumática y dolorosa.  En mi antiguo hogar encontré instalado al novio de mi hija como dueño de casa y por motivos de problemas familiares con mi hija, ella no estaba de acuerdo que yo me mudara allá nuevamente. 

Pero el que tiene derechos y autoridad debe mandar y hacerse respetar y yo llegué preparada con toda mi artillería para enfrentarme a ella, mi ex-esposo y todo el que se atravesara.   Fue duro mantener mi estatus de dueña de casa y aunque me pesa que mi hija se haya mudado con su noviecito, fue justo y necesario porque querían doblegarme y pasar por encima de mi autoridad. 

Ya llevo más de 4 años en ésta convivencia absurda, incómoda e infeliz, pero las circunstancias exigen resistir y continuar con la lucha. 

He sobrevivido a 60 mudanzas y aún no sé si habrán más, sólo les aconsejo que si llegan a casarse no confíen que ese hogar los protegerá y será su cobijo durante toda su vida, es compartido y nunca sabes cuándo se disolverá ese matrimonio.  Lo ideal es invertir en una propiedad exclusiva e individual para así evitarse convivir con personas tóxicas que harán imposible tu vida.

Debido a éstas mudanzas he perdido año tras año bienes materiales que no me pesa porque éstos se vuelven a conseguir con el tiempo, lo realmente penoso es perder familia y amistades que nunca se volverán a recuperar, el cariño y el respeto no se compran en farmacia y cuando se pierden es para siempre.

Terminaré mi cuento con unos versos de mi inspiración, recordando y rememorando todas éstas experiencias que me dejaron amargas vivencias pero también la fuerza de voluntad para proseguir y no dejarme pisotear ni doblegar ante nadie.

"Soy como un caracol, con su casita a cuestas

Rodando y rodando sin cesar, calle abajo, calle arriba

Protejo mi cuerpo con la dura coraza del valor

Protejo mi alma con mi férrea voluntad contra el dolor".

F  I  N


jueves, 28 de enero de 2021

Cuento 9. Sexto Capítulo.

Toda mi vida soñé con ser maestra o profesora aunque no seguí la carrera Pedagógica sino de Contaduría, mi inclinación para enseñar y transmitir mis conocimientos siempre estuvo latente dentro de mí.  Mis primeros alumnos fueron mis hijos con quienes pasaba largas jornadas supervisándoles sus tareas escolares, pero ser profesora de adultos ya fue otra cosa.

Ésta universidad bolivariana que crearon los chavistas, contrata a los profesores así no tengamos títulos que nos acrediten como tales, porque contratan al personal de profesores  como "colaboradores", con mínimos sueldos, más vale decir simbólicos, para enfrentar una crisis económica imparable y sin parangón. 

La educación para adultos de éste régimen lo han dividido por misiones:  Misión Robinson, que imparte educación primaria, Misión Ribas que imparte educación secundaria y Misión Sucre que imparte educación superior o universitaria.

Yo empecé como profesora de Inglés de Misión Ribas, para dar clases de nivel secundario o de bachillerato.  Daba mis clases puntualmente, con vocación de servicio a los alumnos pero los directivos me exigían ir a mitines políticos con los cuales yo no comulgaba, y entendí que éstos cargos no eran por conocimientos ni profesionalismo sino por carnet político.  

Como era de esperarse de ésta gente ignorante y aventajada me quisieron remover del cargo  que tenía a uno inferior y yo me negué, les puse mi renuncia aclarándoles que yo me debía a mis alumnos y no a un partido político.  Yo fui allá a enseñar Inglés, dar lo mejor de mí en esa materia y no a participar en concentraciones políticas que no benefician en absoluto al estudiantado.  Es por ésta razón que los egresados de éstas misiones no están bien preparados ni intelectualmente ni profesionalmente.

Inmediatamente los directivos de la Misión Sucre que imparte educación superior o universitaria me contactaron para que les "colaborara" como Profesora de Inglés para estudiantes de Técnicos Superiores de Turismo y más adelante a estudiantes de Administración, Informática, Ingeniería Civil y Técnicos Agrícolas y Pecuarios.

Nunca me suministraron ningún programa de estudio ni me dieron asesoramiento profesional, yo tuve que preparar mis programas y di lo mejor de mí en cuanto a conocimientos integrales, ya que habían estudiantes de la carrera de Administración  que en el sexto semestre de carrera no sabían ni sumar ni restar y menos multiplicar ni dividir; y aunque mis clases no incluían poner al alumnado al día en éstos fallos lo hice para continuar con el programa que había creado.

Los fallos de éstos alumnos venían de un sistema educativo deficiente e indulgente, donde van pasando al estudiante al siguiente nivel sin estar preparado y lo único que les interesa es graduarlos para tener estadísticas altas de asistencia y titulación. 

Por dos años les "colaboré" y lo único que me gané fue un cartón de agradecimiento, mientras los colaboradores chavistas con carnet de la patria, recibían laptops y bonos que yo creo los recibían  inmerecidamente.

En este pueblito donde cifré mis esperanzas para quedarme a vivir mi vejéz tampoco encontré el oasis que yo esperaba para mi vida.  Me mudé 9 veces donde personas mezquinas, egoístas y ladronas me dejaron sólo con lo que tenía puesto y por sesentava y última mudanza hacía mis maletas hacia Barinas.  (Continuará)...

miércoles, 27 de enero de 2021

Cuento 9. Quinto Capítulo.

Cincuentaiunava a Sesentava Mudanza:

Regresar a Venezuela después de tantos años de auto-exilio fue traumático porque la situación económica, social y política había empeorado.  La euforia por la muerte del peor presidente que hasta ese momento había tenido Venezuela se disipó cuando éste dictador dejó la silla presidencial a una peor persona pero de la misma calaña; como si de una herencia de una hacienda se tratará, transfirió el mandato para que esa semilla comunista maldita siguiera contaminando este bello país que un día representó la democracia y libertad de América Latina.

Lo primero que hice fue legalizar mi pensión, arreglar mis documentos y permanecer fiel a mis principios en el grupo de opositores que ya teníamos 20 años esperando un cambio.

Empezó mi gira de mudanzas en Valencia, ciudad industrial de Venezuela, en otrora época la segunda ciudad más importante y poblada después de la capital.

Luego me mudé a Puerto La Cruz, puerto importante y turístico y luego me dirigí a Las Minas de Araya, lugar paradisíaco en el pasado donde pensé mudarme definitivamente, pero al llegar allá me desilusioné al ver el atraso de este pueblo de minas de sal donde sólo el extenso mar y su cálida arena permanecían hermosas.

Después viajé a Barcelona pero ésta vez de Venezuela, trabajé en casa de una anciana muy caprichosa, desobligada y terca, atendiendola y supervisándola.  Sus nietas me querían mucho y me rogaban que me quedara cuando decidí abandonar ésta misión imposible,  porque se negaba a tomar sus medicamentos y no me dejaba dormir por las noches.   Superó mi paciencia y otra vez estaba con mis maletas dentro de un autobús camino a San Cristóbal.

San Cristóbal es ciudad fronteriza con Colombia, muy poblada, agitada y comercial, pero con alquileres muy elevados, que convierte la vida cara.  Entonces recordé que en mis buenos tiempos había pasado por  La Grita, ciudad turística a 2 horas y media de San Cristóbal y me enamoró su clima fresco y sus montañas protectoras de este pueblito agrícola y ganadero.

Pensé que por fín había llegado a ése lugar donde crearía mi nuevo nido, sola pero segura de salir adelante a pesar de que la situación económica iba a peor y los ahorros se habían acabado.  Aquí duré 4 años tenebrosos resistiéndome a abandonar este lugar para mudarme a mi antiguo hogar en Barinas con mi ex-esposo de quien ya tenía 10 años divorciada y a quién evité por muchos años pues ésa situación me parecía más tenebrosa aún. 

En La Grita trabajé de Profesora de Inglés para la Universidad Bolivariana de Venezuela, universidad creada por los chavistas, pero no se dejen engañar por el nombre rimbombante, porque en ésta institución que entregué mis servicios intelectuales con seriedad y comprometida con mis alumnos - sin tomar en cuenta mis preferencias políticas- me iba a encontrar con las personas más egoístas, crueles y malignas que estaban al frente de ésta universidad.   (Continuará)...


martes, 26 de enero de 2021

Cuento 9. Cuarto Capítulo.

 Lo positivo de mudarse constantemente en una ciudad populosa como Barcelona, tal vez es haber conocido y vivido en muchos barrios de ésta colmena de comunidades inter-raciales, inter-culturales y con costumbres misteriosas que la gente emigrante trae consigo a un país extraño para ellos.

Por ejemplo: me mudé donde una familia marroquí, donde el aspecto interno de sus acciones dentro de sus hogares es muy diferente a las actitudes de ellos ante la gente en la comunidad donde viven.  Las mujeres marroquíes hacían largas colas todos los días para solicitar al gobierno ayuda económica.  Éstas mujeres no trabajan, ellas esperan ayuda gubernamental o que sus parejas las mantengan.  No usan control anti-conceptivo y se llenan de hijos que van a aumentar la población infantil con necesidades sanitarias y de educación.   Éstas mujeres salían de sus hogares desde muy tempranas horas disfrazadas de pobres, con sus pañuelos cubriendo sus cabezas y ocultando la falsedad de su verdadera personalidad haciendo colas interminables para solicitar ayuda monetaria.  Debajo de esos pañuelos descubrí el verdadero motivo por el que piden ayuda.   No piden para comida para sus hijos como hacen creer a los demás , sino para pintarse su larga cabellera usando tintes costosos, también gastan mucho dinero en adornarse sus manos, cuellos y tobillos de costosas joyas y vestirse de saris de seda muy cara.  Ésta gente visita sus mezquitas y rezan con mucha devoción pero no me convenció su falsedad y egoísmo. Sólo bastó que la dueña de casa me viera conversando con su marido amablemente y al otro día ya me había sacado mis pertenencias a la calle.

Otras de mis mudanzas fueron con familias colombianas, dominicanas, peruanas, ecuatorianas y bolivianas.  Ésta última comunidad fue la peor.  No había fin de semana que la policía no visitara el barrio donde ellos viven.  Las fiestas de éstos bolivianos duraban toda la noche y la madrugada y terminaban con horribles peleas de manos y escandalosas discusiones. El consumo de alcohol y drogas son el motivo de sus comportamientos erráticos y se hace imposible convivir con gente así. 

Todas estas comunidades que han tomado los barrios de Barcelona son latinoamericanos, paisanos nuestros que lejos de ayudarse entre ellos, se explotan mutuamente y echan de sus apartamentos a sus compatriotas cuando no se plegan a sus costumbres y vicios.

Los catalanes en mi caso eran los que me contrataban para el cuidado de los ancianos. Mezquinaban los alimentos, explotaban laboralmente a las latinas a quienes nos llaman "sudacas", discriminan nuestras costumbres y hacen burlas de nuestras actitudes y dialectos.

No les gusta hacernos contratos ni afiliarnos al Seguro Social obligatorio, sólo nos dan el trabajo porque sus nativos no quieren esos trabajos y porque a nosotros nos pagan menos por más horas de trabajo.  Hay mucha injusticia en el aspecto laboral donde los latinos salimos perdiendo.  Además un aspecto aventajado para ellos era que cuando por fín te hacían un contrato, las agencias de empleo protegían los derechos de los ancianos pero no de sus cuidadores o asistentas.  Mi último trabajo me dió muchas decepciones y al estar ya enferma con mi columna lesionada, no podía realizar los trabajos habituales ni someterme a largas jornadas laborales, y en ese momento decidí que era hora de regresarme a mi país y con mis ahorros vivir holgadamente de mi pensión en Venezuela.  

Sin embargo llevo a Barcelona en mi corazón, si vuelvo allá algún día no será para trabajarle a nadie, sino para disfrutar de su vida diurna y nocturna a tope! y recordar los buenos momentos vividos,  porque los malos van a la papelera!

Definitivamente no fue una decisión acertada mudarme a Venezuela, ni dar por descontado que viviría de mi pensión, porque en esos momentos todavía no sabía cuán miserable iba a ser.   Pero aún me faltaban 10 mudanzas más y vivir en un país donde el régimen dictatorial y de inseguridad me traerían nuevas experiencias negativas a mi vida.  (Continuará)...


lunes, 25 de enero de 2021

Cuento 9. Tercer Capítulo.

Llegué con muchas ilusiones a Pelileo, llevaba una vida de reclusión, no salía nunca y estaba dedicada a mi trabajo.  La única persona con quien interactuaba era con el locutor de la emisora, quien no me imaginaba que acostumbraba irse al cierre de la programación y me dejaba bajo llave sin decírmelo. 

Una noche me dió un fuerte cólico estomacal, me dirigí  a abrir la puerta y buscar una farmacia, pero oh sorpresa! recién en ese momento me vengo a dar cuenta que todas las noches quedaba encerrada.  Mi furia no tenía límites, empecé a gritar a mis vecinos para que me auxiliaran, vino la policía y forzó la puerta para que yo pudiera salir, tenía un ataque de claustrofobia - si a mi me encierran me desespero y me pongo histérica -  Tratamos de localizar al locutor y no respondía, ya más  calmada empecé a maquinar darles una buena lección.   Como ese mes aún no me habían pagado tomé las cosas de más valor de la casa y mis maletas para tomar un autobús hacia el Puerto de Guayaquil, no sin antes dejarles un insulto con pintura roja en las paredes blancas de ese lugar.  No sé cómo hay personas que maltratan a sus empleados con desconfianza y falsedad.

Onceava Mudanza:

Ésta vez me dió posada una comadre que me recibió con cariño y comprensión.  Todos los días salía a buscar trabajo sin éxito y los meses pasaron rápidamente.   En esos tiempos tenía comunicación vía Internet con una amiga de la infancia y ella me propone que vaya a trabajar a España donde ella estaba radicada - exactamente en el bello Puerto Español de Barcelona -  Me entusiasmé enormemente, ví una salida para mis penurias y necesidades y no lo pensé dos veces, acepté y empecé a hacer maletas para viajar a España.

Doceava a Cincuentava Mudanza:

Mi amiga me consiguió un trabajo de asistenta de una anciana que por cierto tenía muy mal carácter, desde el comienzo mostró discriminación hacia mis raíces, casi todos los españoles creen que todos somos indios y salvajes.  Yo nunca me ofendí por las indirectas y gestos de rechazo de cierta gente.  Uno como latinoamericano debe estar claro y orgulloso de que por nuestra sangre corren genes de raza negra e indígena.

Después de trabajar duro 12 horas al día y haber pagado con mi sueldo el dinero que ésta gente me envió para el pasaje y los gastos del viaje, me decidí a abandonar ese vil trabajo, donde me engañaron ofreciéndome hacerme un contrato de trabajo que nunca hicieron y además redoblaron mi carga laboral cuando el hijo de la anciana - un tipo prepotente y autoritario -  se mudó con ella para mi mala suerte.

En Barcelona permanecí trabajando siempre en el cuidado de ancianos, trabajito infame que me pasaría factura por las repetidas cargas que tenía que soportar y que me desvió dos discos de mi columna y hoy por hoy sigo padeciendo de fuertes dolores sin esperanza de mejorarme sino empeorarme porque en este país donde vivo ahora, mi pensión no alcanza para tratamientos médicos.

No voy a enumerar ni detallar las mudanzas en ésta bella ciudad de Barcelona porque fueron demasiadas. Sólo contaré - como buena Contadora que soy - que de la mudanza número 12 hasta la número 50 - son exactamente 39 mudanzas en mis siete años de estadía allí.  Si logro recordar alguna que otra mudanza que valga la pena comentarla, les narraré en el siguiente capítulo.   (Continuará)...

domingo, 24 de enero de 2021

Cuento 9. Segundo Capítulo.

Quinta Mudanza:

Después de salir del infiernillo de padres psicópatas de mi niño que tuve que dejar, me contrató una rusa para que atendiera su hijo de 14 años.  Era una mujer extremadamente  protectora con el niño y además maniática del orden y la limpieza. Un día tenía  que entregar un documento personal y el muchacho se quedó sólo por una hora, ella se escandalizó porque me había ido sin avisarle y me echó sin contemplaciones.

Sexta  Mudanza:

Ésta vez me mudé a una ciudad que se llama Acarigua a siete horas de la capital, para atender una pareja de ancianos que eran muy amables y cariñosos pero los hijos que manejaban sus finanzas eran tacaños y obstinados.  Nunca estaban conformes y el pago mensual siempre llegaba tarde.  El anciano tenía un cáncer en sus testículos y tenía que asearlo diariamente.  El tumor que tenía era exageradamente grande y después de 4 meses no aguanté la repulsión que me producía y tuve que tomar mis maletas ésta vez a una ciudad llamada Ciudad Bolívar, a 13 horas de la capital.

Séptima Mudanza:

En Ciudad Bolívar me acogió mi cuñada en su casa pero mi hermano menor no vivía con ella y sus 2 hijos porque trabajaba fuera de ese Estado.  Empezamos bien pero como no tenía un trabajo para aportar en el hogar y me di cuenta que le estorbaba para recibir una visita masculina que me dió muy "mala espina", a los pocos meses me echó sin miramientos, lo que siempre pasa: al estar arrimada sin dinero, no hay familia que te aguante. 

Octava Mudanza:

Me dirigí a la capital de ese estado llamada Puerto Ordáz, donde una familia con dos hijos adolescentes sacudían ese hogar con música a todo volumen y amiguitos que entraban y salían a toda hora.  Me mantenían muy ocupada haciendo comida a toda hora y cuando sus padres llegaban en la noche, ellos recibían sus amistades.  No había descanso, no salía de la cocina y tenía que atenderlos hasta altas horas de la noche.  La dueña de casa sólo vivía para su vanidad, la ropa de ella tenía que estar lavada y planchada casi enseguida que se la quitaba.  Un día me confundí echando cloro en la lavadora donde estaba lavando un pantalón azul que ella adoraba y por esa razón otra vez estuve de " patitas en la calle".

Novena Mudanza:

Ésta ocasión me contrató una señora para que atendiera su hijita de 5 años.  Me encantaba cuidarla pero su mamá era demasiado desconfiada.  Al regreso de mi salida de fin de semana me sorprendí cuando el marido de ella ya me tenía el sobre de mi liquidación.  No entendía nada, pero después me di cuenta que las atenciones de cariño que le daba a la niña ésta señora malinterpretó como actitudes inapropiadas.

Décima Mudanza:

Ésta vez hice las maletas para volver a mi tierra.  Por vía terrestre viajé a Quito, la capital de Ecuador a probar suerte y nuevamente llegué al hogar de mis padres. No imaginé que la historia de discusiones y desamor se volverían a repetir.  Ya había pasado los 40 años y mi madre me trataba y vigilaba como si fuera una chica adolescente.  Entré y salí del apartamento de mis padres más de 6 veces en esa visita, la relación se deterioró más y más y con el paso del tiempo decidí aceptar un trabajo en un bello pueblito de la sierra ecuatoriana llamado Pelileo cerca de la capital, donde me contrataron como Contadora en una emisora de radio.  En éste trabajo me daban alojamiento y un sueldo aceptable, pero como nada es perfecto en ésta vida, iba a tener una experiencia muy negativa en mi relación laboral y personal con éstas personas.  ( Continuará)...

sábado, 23 de enero de 2021

Cuento 9. Cómo Sobreviví a 60 Mudanzas.

CÓMO   SOBREVIVÍ   A  60  MUDANZAS 

Mudarse de un sitio a otro, de un país a otro o de una casa a otra es una verdadera supervivencia, y aunque se diga rápido 60, el cúmulo de aventuras, desventuras, pérdidas personales y materiales, ponen a prueba tu capacidad de adaptación y confianza con las personas que te rodean.

Primera Mudanza:

La primera vez que me mudé era menor de edad, tenía 16 años y mi madre decidió enviarme interna al Colegio donde estudiaba y donde me faltaban apenas 5 meses para graduarme.  En ese lugar donde el internado era costoso, las monjas que lo regentaban tenían las instalaciones en pésimas condiciones: camas con colchones viejos y llenos de chinches, la comida diaria era anti-higiénica, y los baños insalubres.  Un día curioseando a la hora del almuerzo en el comedor de ellas, me dí cuenta que la comida de ellas era diferente, limpia y exquisita.  Desde ese momento sentí aversión por las monjas, a quienes las ví como personas malas, negociantes y sin compasión ni justicia.

Segunda Mudanza:

La segunda ocasión que tomé mis maletas fue cuando mi madre agarró un fuete para pegarme, azuzando a mi hermano mayor para que también lo hiciera porque me había tardado en llegar a la casa, pues ya tenía novio y nos habíamos ido a bailar.  Yo ya trabajaba y me sentía independiente.  Me dolió que siendo una señorita me maltrataran cruelmente y éstas acciones conllevarían a que abandonara el hogar de mis padres, me casara muy joven y me mudara a otro país.

Tercera Mudanza:

En el hogar que formé pensé que nunca me mudaría y que junto a mi esposo y mis hijos enterraría mis raíces en ese lugar.  Pero apenas empezaba la enorme lista de mudanzas que me tocaría vivir.

Había cumplido siete años de casada y ya mi matrimonio había llegado a su fín, aún así no me divorcié hasta que cumplí 21 años de casada.  Paradójicamente ésa fue la edad cuando yo me casé.

Me mudé a mi país de orígen por las contínuas peleas, maltratos y hasta amenazas de muerte por parte de mi ex-esposo que atormentaban mi existencia. Estaba embarazada de mi última hija y hasta pensé en dar a luz allá, planeaba volver con mis hijos y radicarme definitivamente en mi país.

Pero el yugo materno era peor que el yugo matrimonial.  Con mi madre nunca tuvimos buenas relaciones y por esa razón  siempre sólo fui de visita.  Hubieron otras ocasiones que volví con la intención de quedarme pero fue inútil, siempre terminábamos en malos términos y yo en la calle con mis maletas al hombro.

Cuarta Mudanza:

En ésta ocasión ya mis hijos estaban grandes, mi hija mayor había cumplido los 18 años y la situación económica en Venezuela así como la enfermiza relación conyugal que se había acentuado con el trajinar de los años, me hicieron tomar la decisión de mudarme a Caracas, capital de este país, mi segunda  patria.

En ésta hermosa ciudad conseguí un trabajo para atender un niño discapacitado.  El niño me tomó mucho cariño pero sus padres eran injustos y groseros en su trato diario. Solamente duré 6 meses y me da mucha tristeza al recordar el día que me despedí de él, lloraba y se aferraba a mí pidiéndome que no lo dejara.  Pero por muy alto que sea el sueldo que te paguen no se puede aceptar maltratos físicos ni psicológicos, uno también debe exigir respeto.  (Continuará)...

jueves, 21 de enero de 2021

Cartas a los Poetas. León Tólstoi.

RECORDANDO AL ESCRITOR RUSO LEÓN TÓLSTOI 



Éste gran escritor ruso nació dentro de una família aristocrática el año 1828.  Su verdadero nombre era Lev Nikolaievich, Conde de Tólstoi, quien desde temprana edad mostró afición por las armas, debido a que se hallaba influenciado por las contínuas guerras políticas que se manifestaban cruentamente entre Rusia y Francia.  Fue formado como oficial ruso de artillería, posiblemente desde ese momento Tólstoi empezó a crear su famosa novela La Guerra y la Paz (1863-1869) y otra de sus obras maestras  Ana Karenina (1873-1877).

Próximo a llegar el año 1876 Tólstoi comenzó a rechazar la vida acomodada que hasta entonces había llevado con los suyos y se hizo portavoz de un necesario pacifismo y de las miserias de su pueblo.  Vistió el traje mujik de campesino ruso, inició una vida austera y llegó a tal extremo de humildad y renunciamiento que se vió discutido y recriminado por su familia.

🕯🗞🕯

Distinguido Conde Tólstoi:  Aunque su nombre sea muy complicado de escribir y pronunciar, me dirijo a Ud. humildemente para recordarlo en la lectura de sus geniales libros y admirarlo por su calidad humana y sus dotes de gran escritor.

Supe de su existencia el año 1971 cuando me gradué de Secretaria Bilingüe y un amigo de la familia me regaló su obra La Guerra y la Paz como obsequio por mi graduación.  Aún conservo su libro y actualmente lo estoy releyendo en mis momentos de ocio.

Ésta obra extensa pero llena de sentimientos encontrados, donde sus personajes se enlazan en una marejada de amor y odio, me impresionó por su dialéctica, su narración y sus conocimientos de la vida militar que plasmó magistralmente en sus grandes obras heráldicas.

Su vida estuvo plagada de obscuros secretos y temores que iba escribiendo en sus libros, hoy son un legado para la humanidad.

🕯🗞🕯

Aunque no se conocen poesías como tales de Tólstoi, sí dejó pensamientos de su autoría que aquí expongo:

"Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo en exceso lo que no tengo".

"Es más fácil escribir diez volúmenes de principios filosóficos, que poner en práctica uno sólo de sus principios".

"Me gustan más los sueños del futuro que la historia del pasado".

                                     🗞🗞🗞


miércoles, 20 de enero de 2021

POESÍAS CON AUDIO. POESÍA 36. ELEGÍA A MIS PADRES.


POESÍAS  CON AUDIO.   POESÍA   36.  
ELEGÍA   A   MIS   PADRES





 

Al cumplirse cuatro años  de su muerte, los recuerdo y honro con esta poesía, la cual preparé  como obituario para su funeral.

 

Q.E.P.D.

martes, 19 de enero de 2021

Editorial 8. La Violencia de Género.


LA  VIOLENCIA   DE  GÉNERO 




Desde tiempos inmemoriales el hombre como género masculino  creó un dominio tanto para regir un país  como para regir una familia.  La mujer se  sometió a esa potestad y a ese patriarcado, aunque en la Historia Universal hay excepciones  como mujeres guerreras, inventoras, científicas, poetisas y madres de grandes personajes universales. 

Pero el dominio no sólo se concentró en el aspecto psicológico sino que lamentablemente le siguió el maltrato físico que hoy en día ha llevado a la muerte a infinidad de mujeres y de hombres; ya que así  como hay hombres abusivos y crueles, también  hay mujeres dictadoras, maltratadoras y asesinas.

El libertinaje de la mujer, las preferencias sexuales y los cambios de sexo de ésta Era Moderna están incrementando la violencia doméstica y pública, y cuando me refiero a pública estoy hablando de violencia entre grupos sociales tales como la policía, los grupos ecológicos, los grupos religiosos y los grupos en defensa de homosexuales, lesbianas, transgénero, transexuales y transformistas.

Estamos viviendo un cambio drástico en el aspecto sexual donde están involucradas las familias y ésto afecta el comportamiento humano, porque no todos pensamos igual ni tenemos la misma actitud y reacción ante estos nuevos cambios.

Hay familias donde el padre se ha convertido en la madre y viceversa, donde los niños son criados por dos personas del mismo sexo, donde se empiezan a hacer cambio de sexo a temprana edad y éstos cambios han traído más violencia. 

En realidad no hay una sola fórmula para sobrellevar éstas situaciones sino que hay muchas fórmulas:

*Cada persona debe adaptarse y convivir con éste nuevo grupo de personas que tienen otras visualizaciones sexuales, sociales y familiares. 

*La violencia hay que erradicarla primero de nuestras mentes y después de nuestras acciones.  Evitar el acoso, intimidación y maltrato físico y psicológico hacia nuestras parejas a fin de dar buen ejemplo dentro del hogar a nuestros hijos, porque como ellos observen nuestro trato así  ellos tratarán a sus parejas cuando formen una familia. 

*Si no es posible llegar a un acuerdo en cualquier discusión, lo mejor es cortar la querella y seguir nuestro camino.  

*No meterse en la preferencia sexual de nadie, allí empieza la democracia: respetar para que te respeten y aceptar las opiniones ajenas sin juzgar su comportamiento. 

*Educar a nuestros hijos con visión de futuro y no quedándonos en el pasado, porque si seguimos envenenando la mente de nuestros niños con tabúes de antaño y prohibiciones, entonces la cadena de prejuicios, racismo y discriminación no acabará nunca.

*Y por último y más importante: aceptar la opinión y sentimientos de nuestras parejas.  El amor no es para siempre y los celos pueden matar.  Retirarse a tiempo de la vida tóxica de una pareja puede salvarte y evitar más derramamiento de sangre.

==..==


lunes, 18 de enero de 2021

Poesía 35. Sueños Efímeros.

 SUEÑOS  EFÍMEROS 



Soñar no cuesta nada dice el dicho popular,
pero tus sueños y mis sueños no se hicieron  realidad.

《♤》

Yo soñaba y tu soñabas que nuestro amor floreciera,
que la dicha nos cubriera con su manto y su calor.

《♤》

Yo te amaba y tú me amabas,
con ardiente frenesí,
con un fervor extasiado,
como si el mundo llegara a su fín. 

《♤》

Ahora sólo nos queda soñar en un mundo mejor,
que tu y yo nos encontremos en nuestro sueño de amor.

🥀💔🥀

Poesía 34. Acróstico Amor Perdido.


 AMOR  PERDIDO




Y para completar el cuadro romántico de desamor, aquí les dejo un enlace y el Vídeo de Youtube Music con la canción del mismo nombre de mi Acróstico. 

TOÑA LA NEGRA.  AMOR PERDIDO.  BOLERO.

https://music.youtube.com/watch?v=UiaQGWOajDw&feature=share


🎶🎤🎶


En otra versión de un cantante dominicano, bolerista y guarachero, integrante de la Orquesta La SONORA Matancera, allá por la década de los años 50.


ALBERTO BELTRÁN.   AMOR PERDIDO.  BOLERO.




🎶🎷🎶


En la versión de una Nóbel Cantante de Karaoke.

LISA.  AMOR PERDIDO.   BOLERO. 




🎶🎺🎶

Versionando el mismo tema en la voz de La Reina del Bolero.  Mexicana, famosa y con una envidiable voz y particular estilo.


MARÍA  LUISA LANDÍN.  AMOR PERDIDO.  BOLERO.




💔💣💔

miércoles, 13 de enero de 2021

Cuento 8. Segundo Capítulo.

Volví a visitar Colombia el año 87, ésta ocasión iba con mis dos primeras hijas a celebrar su primera comunión en Ecuador.  Llegamos a Pasto campiña colombiana donde tiritábamos de frío.  Pasamos la frontera hacia Quito, en el trayecto paramos en San Gabriel, terruño natal de mi padre donde el frío nos calaba aún más los huesos.

Repetí mis visitas por Colombia tres ocasiones más viajando en autobús, entre los años 2001 y 2017.   Pasamos por dos ciudades hermosas pero peligrosas: Medellín y Barranquilla.  Lugares famosos, cuna de cantantes, pero lamentablemente hoy en día sacudida por el narcotráfico y la inseguridad.  Ciudades modernas, con hermosos edificios y ciudadelas enormes.

Colombia es un país extenso, el segundo más grande de Sudamérica después de Brasil, pero la guerrilla y el narcotráfico han sumido a ésta nación en la superinflación y oportunismo.  Los venezolanos aún en peor situación emigran hacia allá, sólo para contribuir con la escalada de la producción de droga, donde hasta niños van a trabajar la tierra prodigiosa, para enriquecer  unos pocos traficantes multimillonarios en el negocio más rentable y criminal de todos.

La frontera colombo-venezolana hoy cerrada para la libre circulación de vehículos, obliga a los venezolanos a pasar por las "trochas" ( lugar empedrado debajo de los puentes) para evitar el decomiso de alimentos y productos de primera necesidad, para que los guardias chavistas de emigración  no se queden con el sustento que llevan a sus familias.   Todo éste flujo de gente desesperada saliendo y entrando hacia Colombia, situación creada por un régimen dictatorial  que por intereses y desacuerdos políticos están beneficiando a los narcos y sumiendo al pueblo en la más absoluta pobreza.

Ahora existen una especie de campos de concentración donde llegan familias enteras venezolanas a trabajar en los campos colombianos más que todo en la recolección de la hoja  de coca, y ésto me lo contó una niña de 12 años que realizaba éste trabajo junto a sus familiares. 

Qué lástima que la tierra productiva no sea utilizada para la siembra de nuestros alimentos sino para producir drogas tóxicas que un día matarán a la población joven que son el futuro de cualquier país.


F  I  N

martes, 12 de enero de 2021

Cuento 8. Mis visitas por Colombia.

 MIS   VISITAS   POR   COLOMBIA 

Al vivir cerca de un país fronterizo, se hace muy natural aparte de recorrer el país propio, traspasar las fronteras y visitar países hermanos.  Colombia siempre me atraía por muchas razones: compras navideñas, paseos turísticos y hasta visitas familiares a parientes migrantes hacia allá.

Tenía apenas 14 años cuando conocí Las Lajas, hermosa catedral y santuario de estilo neogótico cerca de Ipiales, ciudad bulliciosa, comercial y turística fronteriza con Tulcán, Ecuador. Mi madre como profesora del Colegio donde estudiaba mi hermano, dirigió y organizó un grupo de estudiantes que realizó esta excursión hacia Cali, ciudad famosa por sus lugares turísticos, cuna de cantantes de moda en esa época y metrópoli en expansión con autopistas modernas que empezaban a construirse a finales de los años 60.  Paseábamos en grupo las noches caleñas, donde los bailes y la algarabía eran protagonistas; y por el día conocíamos iglesias, parques y restaurantes de la gran ciudad.

Volví a visitar Colombia por los años 70, ésta vez volé directo a Bogotá, la capital colombiana, en una escala que haría antes de iniciar mi viaje a México.

Bogotá tiene un clima frío pero agradable, rodeada de grandes montañas y con un tráfico de vehículos ordenado y dirigido por guapas oficiales de tránsito.  Como primera visita obligada subí al Cerro Monserrate en teleférico aunque también se puede subir en funicular, allí habían pequeñas tiendas de souvenires o regalos típicos de artesanía colombiana, un bello mirador de tres mil metros de altura con una vista panorámica espectacular de la capital, y el Santuario del Señor de los Caídos.

Otro de sus sitios turísticos que me asombró fue el Museo del Oro, con una opulenta colección de objetos de oro de la época prehispánica, bellísimos tallados en ese dorado metal, el cual más hermoso que el otro, colección extraordinaria por la cantidad de oro acumulado en ese recinto.

Otro sitio turístico que me encantó  fue La Quinta de Bolívar, enorme casona de estilo típico colonial donde aún se conservan los artículos personales del Libertador Simón Bolívar y de su amada Manuelita Sáenz.  El recorrido se realiza por las diferentes habitaciones donde exponen al público los uniformes de Bolívar, sus armas, los hermosos trajes de época que usó Manuelita, también sus objetos ornamentales, además cartas y documentos de la época libertaria. 

Aproveché esa semana para conocer dos sitios turísticos cerca de Bogotá, uno de ellos es Zipaquirá, la auténtica  ciudad blanca de Colombia con una curiosa y maravillosa Catedral porque ésta es subterránea a 180 metros bajo tierra y la naturaleza la hizo de sal.  Es una gran cueva con estalactitas aéreas colgando de su techo cubierto del grano blanco salado, la cual deslumbra con su fusión entre espiritualidad, arquitectura y magia.  El encanto de la sabana y sus montañas, su clima, plazas, parques y su historia cultural y salinera.

El otro pueblo es Guatavita, lugar boscoso con una laguna a más de tres mil metros de altitud.  En este típico pueblo me ocurrió un percance anecdótico que nunca faltan en los viajes.  Visitaba un gran mercado de artesanías y al tomar un jarrón tallado se me soltó de las manos haciéndose añicos.  No pensé que la dueña del kiosko iba a hacer un enorme escándalo, llegando al punto de llamar a la policía.  Casi me llevan presa si no pagaba el objeto que había roto, así que tuve que llevarme los pedazos del jarrón avergonzada y decepcionada de la falta de hospitalidad de los comerciantes con los turistas.

Corría el año 1983 y ya mi matrimonio se estaba derrumbando, así que decidí irme a Ecuador a pesar de tener 5 meses de  mi último embarazo y despejar mi mente de tanta discusión y malos tratos.  Hice el viaje un trayecto por vía terrestre y otro por vía aérea.   Nuevamente no podía faltar una anécdota en éste viaje.

El trayecto en carro fue terrible porque la carretera entre Cúcuta y Bucaramanga está repleta de curvas, una detrás de otra y me mareé tanto que le vomité encima a mi compañero  de viaje que iba con un traje muy elegante.  Sorpresivamente él no se enfadó tanto como el chofer que hasta me pidió  que le pagara la limpieza del carro.

Todo ésto lo olvidé cuando iba a tomar el avión hacia Quito y me quedé boquiabierta admirando el aeropuerto de Bucaramanga en lo alto de una montaña.  Es un aeropuerto único y espectacular.   

( Continuará )...

jueves, 7 de enero de 2021

Poesía 33. Nido en Invierno.

 Nido  en  Invierno

Gorrión que cantas al pie

De mi ventana cerrada

Lleva este canto y mi fe

Al regazo de mi amada.


Extrae de la flor de sus labios

El néctar que tomar quiero

Bate tus alas en pos 

De las caricias que espero.


Y cuando llegue el invierno

Prepara el nido anhelado

Para que anidemos juntos

Yo, mi amada y el dulce trinar de tu canto.

🌾🕊🌾